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Todo buen diseño comienza con la búsqueda, la definición y el entendimiento de las costumbres y necesidades del futuro usuario, sea este particular o institucional.

La elección de cada parte del todo, sus formas, sus tamaños, sus proporciones, texturas, colores, materialidad y resistencias persigue encontrar la armonía del conjunto dentro de criterios de racionalidad, funcionalidad y temporalidad, sin perder de vista alcanzar la satisfacción del usuario.

Logrado ese equilibrio intangible, recorremos virtualmente juntos su interior y también su exterior para verificar que el todo satisface lo imaginado.

La ejecución de lo diseñado y lo proyectado no comienza sin antes realizar una planificación global que abarque desde los suministros de materiales y equipos, los distintos contratistas, actores externos involucrados (particulares, organismos oficiales, financieros), como así también una planificación del flujo financiero que nos permita dimensionar los tiempos de ejecución y establecer la logística de la obra. A su vez, esta planificación global se complementa con planificaciones focalizadas de cada etapa para detectar tempranamente riesgos y eventos negativos con el objeto de poder gestionar los mismos.

Esta metodología nos permite aseverar que los tiempos totales insumidos entre la elaboración de un proyecto no standarizado y personalizado según gustos, necesidades y costumbres del comitente y la entrega de la obra llave en mano son prácticamente iguales entre un sistema constructivo tradicional y otro sistema industrializado en la medida que se tenga una definición anticipada de todos los requerimientos e insumos y una rigurosa y exhaustiva planificación.

Del mismo modo y con la misma responsabilidad dimensionamos económicamente el todo a partir del análisis preciso de cada componente y subcomponente de la obra, permitiéndonos garantizar inalterable el costo de la futura construcción en el transcurso del tiempo.

website Fernando D. Lopez - Arquitecto